y salta, y salta... salta salta salta !!
Un dudoso científico alemán promete que un salto alcanzaría para modificar la órbita terrestre y mejorar el clima, por lo que propone que mañana sea el Día Mundial del Salto.
La idea parece una solución sencilla a un problema complejo: ante el deterioro de la Tierra y sus consecuencias climáticas, basta con tomar impulso y despegarse del piso por unos instantes. Según un tal Profesor Hans Peter Niesward, si 600 millones de personas en el hemisferio occidental lo hicieran al mismo tiempo, la fuerza generada provocaría un desplazamiento de la órbita, produciendo la detención del calentamiento global, la extensión de las horas del día y la creación de un clima más homogéneo. Para sumarse, alcanza con verificar en el sitio el horario en que corresponde saltar según el huso horario en el que se habite y empezar la cuenta regresiva, ya que en el caso de Chile, la hora señalada es a las 06:39:13 de la mañana de hoy.
Es entonces cuando se descubre que la página del presunto profesor estaría registrada por Torsten Lauschmann, un artista germano del que se sospecha que busca montar algún tipo de performance a partir de las seis centenas de millones de saltarines. Artista o no, el hombre ni siquiera figura en los buscadores de publicaciones científicas, por lo que su credibilidad disminuye aún más. Sin embargo, su teoría puede ser analizada.
¿Podría la fuerza de los saltos tener semejantes consecuencias? Alberto Vásquez, del Instituto de Astronomía y Física del Espacio e investigador del CONICET, sacó cuentas y obtuvo conclusiones: "La fuerza que producirían 600 millones de personas de 60 kilogramos cada una, saltando a un metro del piso, provocaría que en el instante del salto, el centro del planeta se desplace en sentido contrario a una distancia que resulta 100 veces menor que el radio de un átomo de hidrógeno". O sea, prácticamente nulo.
Como si fuera poco, al momento en que los saltarines retornen a tierra firme, ese pequeñísimo movimiento se anulará y la Tierra volverá a su posición inicial. "Lo que está en órbita es el sistema 'Tierra más todo lo que hay en ella' -explica Vásquez-. Según el esquema del sitio web, el salto de toda la gente cambiaría lo que en física se denomina impulso lineal total del sistema, es decir, del planeta y todo lo que contiene, pero eso es algo que sólo puede hacerse ejerciendo fuerzas desde afuera del sistema".
Ni siquiera el asteroide que chocó contra nuestro planeta y provocó la extinción de los dinosaurios logró modificar el recorrido de la Tierra, tal como supone Niesward que sucedería. Pero mientras la propuesta excede a la conciencia ecológica y se instala como negocio, especialistas de áreas tan diversas como la geología y la psicología coinciden en que a pesar de la imposibilidad de modificar la órbita, el verdadero cambio estaría dado en que tantas personas se pusieran de acuerdo y se movilizaran conjuntamente por un fin común y solidario. Sin dudas, algo que causaría un movimiento mucho mayor que la centésima parte de un átomo de hidrógeno.
La idea parece una solución sencilla a un problema complejo: ante el deterioro de la Tierra y sus consecuencias climáticas, basta con tomar impulso y despegarse del piso por unos instantes. Según un tal Profesor Hans Peter Niesward, si 600 millones de personas en el hemisferio occidental lo hicieran al mismo tiempo, la fuerza generada provocaría un desplazamiento de la órbita, produciendo la detención del calentamiento global, la extensión de las horas del día y la creación de un clima más homogéneo. Para sumarse, alcanza con verificar en el sitio el horario en que corresponde saltar según el huso horario en el que se habite y empezar la cuenta regresiva, ya que en el caso de Chile, la hora señalada es a las 06:39:13 de la mañana de hoy.
Es entonces cuando se descubre que la página del presunto profesor estaría registrada por Torsten Lauschmann, un artista germano del que se sospecha que busca montar algún tipo de performance a partir de las seis centenas de millones de saltarines. Artista o no, el hombre ni siquiera figura en los buscadores de publicaciones científicas, por lo que su credibilidad disminuye aún más. Sin embargo, su teoría puede ser analizada.
¿Podría la fuerza de los saltos tener semejantes consecuencias? Alberto Vásquez, del Instituto de Astronomía y Física del Espacio e investigador del CONICET, sacó cuentas y obtuvo conclusiones: "La fuerza que producirían 600 millones de personas de 60 kilogramos cada una, saltando a un metro del piso, provocaría que en el instante del salto, el centro del planeta se desplace en sentido contrario a una distancia que resulta 100 veces menor que el radio de un átomo de hidrógeno". O sea, prácticamente nulo.
Como si fuera poco, al momento en que los saltarines retornen a tierra firme, ese pequeñísimo movimiento se anulará y la Tierra volverá a su posición inicial. "Lo que está en órbita es el sistema 'Tierra más todo lo que hay en ella' -explica Vásquez-. Según el esquema del sitio web, el salto de toda la gente cambiaría lo que en física se denomina impulso lineal total del sistema, es decir, del planeta y todo lo que contiene, pero eso es algo que sólo puede hacerse ejerciendo fuerzas desde afuera del sistema".
Ni siquiera el asteroide que chocó contra nuestro planeta y provocó la extinción de los dinosaurios logró modificar el recorrido de la Tierra, tal como supone Niesward que sucedería. Pero mientras la propuesta excede a la conciencia ecológica y se instala como negocio, especialistas de áreas tan diversas como la geología y la psicología coinciden en que a pesar de la imposibilidad de modificar la órbita, el verdadero cambio estaría dado en que tantas personas se pusieran de acuerdo y se movilizaran conjuntamente por un fin común y solidario. Sin dudas, algo que causaría un movimiento mucho mayor que la centésima parte de un átomo de hidrógeno.
